Hace unos días, coincidiendo con la aprobación de La Ley de Transparencia de datos aprobada en España, leí en El País un interesante artículo de Jorge Urdánoz Ganuza sobre qué es lo que hace a una sociedad más proclive al deterioro moral y más dada a la corrupción.

En nuestro caso, ya ni se sabe, aunque sus reflexiones sobre los cestos vs las manzanas es bastante lúcida y creo que un buen punto de partida para afrontar el cambio que tanto necesitamos.

No podría estar más de acuerdo con él en que la honradez y honestidad nada tienen que ver con la genética o la cultura de un determinado pueblo, sino con cómo ese pueblo construye sus instituciones y las pone en marcha. Al parecer, en España nos hemos perdido unos cuántos capítulos sobre separación de poderes y la importancia que este acto tiene en la calidad de las políticas diseñadas para goce del ciudadano de a pie. Al parecer, nuestra democracia se ha construído más sobre principios orientados favorecer a las élites y ocultar sus pringadas monumentales que en hacerlos responder por semejantes fechorías.

Cuando me saca a relucir a los nórdicos, se me ponen los pelos de punta porque, después de tres años conviviendo entre ellos, puedo asegurar que no están hechos de un material diferente y que, cuando se ven capaces, hacen la trampa más y mejor que cualquier Lazarillo del Sur. Pero aquí sus mecanismos de acción y consecuencias están más entrelazados, y de forma bastante improbable, se salvarían sus politicos de poner en marcha políticas que perjudicaran a la masa de su electorado. Menos probable es que los ciudadanos se salieran con las suyas intentando dar algún golpe estrambótico. No por casualidad ha vuelto a ser Dinamarca el país menos corrupto en 2014, según muestran los datos porporcionados por Transparency International.

España se encuentra en un digno puesto 37. Parece que hay esperanzas. No sólo por el auge de un partido que ha puesto en jaque al anquilosado bipartidismo y su carencia de originalidad en sacarnos del bache, haciendo que la masa ciudadana y los politicos se pongana a pensar y actuar de formas alternativas. También intentamos superarnos y ofrecer herraminetas que saquen a la luz los entresijos que nos han ido arrojado a las tinieblas lenta e inexorablemente.

A pesar de sus carencias, el portal de transparencia creado por el gobierno y lanzado el pasado 10 de diciembre, invita por pirmera vez a los españoles a seguir los pasos de iniciativas Económicas, Normativas e Institucionales de nuestros ilustres líderes e instituciones gubernamentales. El saber no ocupa lugar. En estas fechas tan entrañables, se agradece un regalo de buena fé. Queda por ver si con ello aumenta la conciencia social y la activación de poder pedir explicaciones de forma más efectiva; veremos si los politicos se empiezan a ganar su sueldo respondiendo de sus actos y siendo consecuentes con ellos. Veremos si el poder judicial se divorcia de una vez por todas del poder Ejecutivo y se decanta por aplicar la ley sin mirar a quién.

Veremos si podemos o qué.
Es un pasito pa´lante, María.

Raquel Sertaje