Salón de plenos

Tenía especiales ganas en seguir en persona el acto de constitución de la nueva corporación el Concello de Orense.

El seguimiento realizado a los plenos de los últimos cuatro años habían generado en mi un profundo interés en ver cómo se resolvía esta transición democrática local en una ciudad en donde el espectáculo, el «chou» y la fanfarria estaban a la orden del día. He aquí mis observaciones por supuesto totalmente subjetivas:

– El Salón de plenos debería cambiarse el nombre a «Saloon» de plenos, a modo de aquellos abigarrados locales del lejano Oeste. Cámaras, perodistas, ujieres, y demás competían por unos pocos centímetros en la pequeña cámara municipal. En ocasiones, los componentes de la mesa estaban prácticamente abrumados por los ansiosos reporteros que revoloteaban entre todos como Pedro por su casa. ¿Nadie ha pensado de verdad en regular este sinsentido?

La imagen de un miembro de DO ocupando el asiento del alcalde, aunque sea temporalmente, debió generar escalofríos a más de uno. Si bien, Domingo Castro, el concejal de mayor edad, repartió besos, achuchones y cachetes a partes iguales y, parecía eso sí, que con francas intenciones.

– Jesús Vázquez recogió el bastón de mando. A simple vista parece un delicado bastón de aproximadamente un metro de largo, delgado y ligero. Casi una varita mágica. Espero por el bien de toda la ciudadanía que no se transforme en un menhir de piedra, imposible de soportar durante cuatro años porque dudo que como varita mágica que parece pueda sacar soluciones de la chistera local para enderezar una ciudad que se consume entre fuegos de artificio e ilusiones.

– En los distintos juramentos y prometos por honores y demas nadie mencionó a Rosalía de Castro, como había hecho la exconcejala nacionalista Isabel Pérez en la anterior toma de posesión.

Los móviles, mal necesario de esta sociedad, también estuvieron ahí. Apenas molestaron durante el acto pero nadie negará que ya sustituyen a los cuchicheos entre bancadas, transmiten información instantanea a las redes sociales de los concejales e, incluso, permiten afear el discurso de buenas intenciones que tuvo el alcalde entrante especialmente con el candidato Barquero quien se ausentó digitalmente con su móvil durante el discurso de Jesús Vázquez.

– No se puede negar que si alguien no quería caldo le han dado 7 tazas, en este caso más bien 8 concejales y es que los de DO han irrumpido con derecho propio en el Concello. ¿Serán los nuevos ediles de DO tan significativos como su cabeza de lista lo fue en la pasada legislatura?

– Quien estaba feliz y radiante de verdad era Miguel Doval, su cara reflejaba luz. El candidato popular mantenía una sonrisa disecada, sin mostrar los dientes, mientras no se sabía el resultado de las votaciones. Ya más serios, sin ganas de sonreir, estaban Gonzalo Jácome y Vázquez Barquero.

– ¿Se producirá una nueva brecha entre los concejales del PSOE? ¿Tendremos una nueva versión de los díscolos que divida el poder de 6 a 3? El tiempo lo dirá.

– La anterior y omnipotente concejala Aurea Soto debe estar revolviendose en su tumba política al observar que el nuevo ocupante de su antiguo asiento es Gonzalo Jácome, su némesis en la anterior legislatura. ¿Será un asiento maldito? ¿Sufrirá Gonzalo Jácome similares tribulaciones a las de la arquitecta?

– En la Plaza Mayor había algunos curiosos, una manifestación contra el derribo de la casa de Reza y hombres y mujeres caracterizados de meretrices acompañados por la exconcejala del BNG, Ximena González, que al parecer no tenía ni frio ni escaño local. El objetivo era Gonzalo Jácome. Triste noticia es que el encuentro se produjo y que fue necesaria la intervención de la policía local quien acompañó al concejal de DO desde la Plaza Mayor hasta la calle del Paseo. Es muy significativo que el primer pleno de la nueva corporación nos deje imágenes ya conocidas del pasado.

Óscar Blanco