Palo grande a la familia cobista que ve como se entierra la oportunidad de jugar en la Liga Endesa.

Tragicomedia a la ourensana

Algo tiene que pasar cada año con Club Ourense Baloncesto. Este año no iba a ser menos. Y eso que dijeron que sólo faltaba la firma; ¿dónde está esa firma? ¿de quién es? Lo cierto es que ahora ya se han confirmado los peores augurios. Y este año si que es complicado de digerir. El año pasado se había logrado un acuerdo -ascenso en diferido lo llamaron algunos, pero era algo a lo que agarrarse- pero este año ni eso.

Tornamos de un: estamos fijo en la ACB el año que viene; a un: se ha abierto el plazo para entregar el dinero, tenemos un mes por delante; a un: quedan unos días y esto se complica; y a un: estamos fuera de la ACB.

Durante 10 meses no supimos nada y muy poco sabemos ahora. Cuando se abrió el plazo para depositar los 3 millones de euros las cuentas estaban claras: 1,5 millones cada uno -Concello y Diputación-. Si era tan fácil por qué no se hizo antes. La realidad era otra. Diputación la misma cantidad que el Concello hasta el millón y medio; el Concello -en el que no hay mayoría- dice que no en votación plenaria.

A partir de ahí se empieza a mover la maquinaria, tanto que se negocia con otro banco -antes sólo se podía negociar con uno- y se consiguen 600.000 euros de aportación privada. Directiva y entidad bancaria se aproximan hasta separarles 300.000 euros. Y por esa cantidad el club no es de ACB.

Da la sensación que con algo más de tiempo las posturas se habrían acercado hasta llegar al acuerdo que todos queríamos. Pero con semanas para negociar, no con días.