La Fiesta de la Democracia

Cartas desde Copenhague.

Copenhague lleva semanas empapelada con pósters que lucen la mejor sonrisa de los candidatos al Parlamento Europeo. Os hablo de un despliegue descomunal de pancartas que cubren practicamente todas las farolas y vallado de la capital danesa.

Como no tengo la nacionalidad, solo puedo ejercer el derecho a voto en las elecciones municipales y en las europeas. Si eres expatriada en este país, cuando llega la hora de votar en las elecciones europeas, tienes la opción de hacerlo para un partido y candidato español, o danés. Si escoges la opción danesa, es obligatorio tener18 años y residencia en este país para poder votar. Para guiarte entre la variedad de ofertas disponibles y escoger aquella más afin a tu ideología y valores, hay una multitud de fuentes a las que puedes acudir para esclarecer dudas. Por supuesto, la información está disponible en danés e inglés. Solo hace falta invertir un poco de tiempo para leer la visión y misión de los partidos y candidatos disponibles.

Los europeos tenemos muchos frentes de batallas abiertos. Según las encuentas del 2024, la población europea demuestra el deseo de hacer hincapié en políticas sociales que regulen la subida de precios y la inflacción. También nos preocupa la salud, el poder adquisitivo y el clima. En Dinamarca, el medio ambiente ha sido el tema estrella que acaparó esta campaña electoral. Consecuentemente, los programas políticos de los diferente partidos daneses han girado en torno a la transición económica del Green Deal, reflejando la brecha entre izquierda y derecha, y las zonas rurales y urbanas. Pero a los daneses también les preocupa la seguridad, centrada sobre todo en la guerra en Ucrania.

Dejando atrás su incial euroespecticismo, el porcentaje de participación en Dinamarca en el 2019 para las elecciones europeas fue del 60%. En las actuales elecciones se espera una participación similar.
Sin embargo, a lo largo de los años, la media de todos los países que conforman la Unión, refleja un descenso del 10% en el ejercicio de voto. Es un descenso preocupante, ya que el Parlamento Europeo tiene una importancia mayúscula en la vida de los Europeos. Entre otras tareas, aprueba legislación y presupuestos, escoge al presidente de la Comisión, decide sobre las ampliaciones de la Unión Europea y sobre acuerdos internacionales, y coopera con los parlamentos nacionales en materia de asuntos europeos. Casi nada. Sin embargo, esta institución tendría poco o ningún sentido sin la voluntad de los pueblos que la conforrman.

Hoy fui a votar. Había un una controlada jauría de menores correteando por la sala, y un barullo de adultos en actitud festiva, lo que es muy poco usual en este país. La persona que me atendió en el mostrador donde enseñé mi número de identificación personal, me atendió con una amplia sonrisa y agasajó con todo lujo de instrucciones, derrochando una calidez del todo inusual en Dinamarca. Tras votar, las dos mujeres encargadas de firmar y sellar mi participación y depositar mi sobre en la urna, me dieron las gracias por participar en las elecciones con un entusiasmo que, francamente, me asustó. En total, 4 personas me agradecieron el acto de votar. Como si depositando ese sobre estuviese salvando el planeta. O algo por el estilo.

Esta mañana, mi colega Lasse me contaba que lleva a su hijo con él cuando va a votar. Obviamente él aún no entiende de qué va todo esto, me dijo, pero llevándolo conmigo confío en transmitirle el interés y entusiasmo en el sistema democrático para que, cuando llegue su turno, él haga lo mismo. Así dá gusto. Porque, al fin y al cabo, de esto va la democracia.
El portal de la UE la descirbe como un tesoro transmitido de generación en generación. Nuestra generación, como todas en mayor o menor media, se encuentra en una encrucijada que determinará el futuro de Europa. Nuestra tarea en esta encrucijada, es defender y proteger la democracia con nuestra participación. Ejerzámosla mientras podamos.
Buena suerte, Europa.